Literary Coffee
martes, 11 de febrero de 2014
Arte Abstracto
Juego Abstracto
Se reunieron la locura, la pasión, el egoísmo, la pereza y el amor. Cada uno hizo una presentación personal, luego la locura dijo: Juguemos alas escondidas yo cuento y ustedes se esconden. La pereza se escondió donde estaba acostada, la pasión se escondió en la llama de una vela, el egoísmo se escondió dentro de una cajita donde solo el cabía, el amor vio un jardín florido y se escondió en una hermosa rosa roja. La locura dijo: 199 y 200... y empezó a buscar a buscar. Inmediatamente encontró ala pereza en el sofá seguidamente encontró la pasión en la llama de a vela, en la caja busco el egoísmo porque en esa caja solo cabía un solo objeto. Busco en el jardín pensó que el amor podía esconderse en una rosa. Se acerco, encontró al amor, sacudió la rosa y con sus espinas dejo ciego al amor, cuando la locura vio ciego al amor le dijo: Yo te serviré de guía porque yo te deje ciego. Por eso dicen que el amor es ciego, nunca anda solo y siempre se encuentra un poco de locura.
Un sueño dentro de un sueño
-Edgar Allan Poe
- ¡Recibe en la frente este beso!
Y, por librarme de un peso
Antes de partir, confieso
Que acertaste si creías
Que han sido un sueño mis días;
¿Pero es acaso menos grave
Que la esperanza se acabe
De noche o a pleno sol,
Con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
Es sólo un sueño en un sueño.
Me encuentro en la costa fría
Que agita la mar bravía,
Oprimiendo entre mis manos,
Como arena, oro en granos.
¡Qué pocos son! Y allí mismo,
De mis dedos al abismo
Se desliza mi tesoro
Mientras lloro, ¡mientras lloro!
¿Evitaré -¡oh Dios!- su suerte
Oprimiéndolos más fuerte?
¿Del vacío despiadado
Ni uno solo habré salvado?
¿Cuánto hay de grande o de pequeño?
¿Es sólo un sueño dentro de un sueño?
El Ajedrez
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
viernes, 7 de febrero de 2014
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